Eran tiempos de un cambio más grande del que podíamos intuir. Sentíamos eso si, que nos estábamos quedando sin lugar: jovenes no tan jóvenes avejentados por el tránsito de la dictadura. Y nos sabíamos sobrevivientes.
Guardábamos la impronta canchera sin embargo, aún derrotados. Los veinticasitreinta son probablemente los años de la soberbia. Nos reíamos de los ticks adolescentes y del cinismo de los mayores. Como todos, ignorábamos a los ancianos
En las calles de Alsina y Pompeya los chicos todavía jugaban en las calles de verano y los abuelos mateaban en sus sillas de mimbre con el clásico pijama celeste.
No puedo recordar como conocimos a Virola. Todo en el era difuso, me acuerdo que jodíamos que era un superhéroe de comic latino: El hombre niebla. Nadie sabía bien en que momento de la mañana desaparecía, y retornaba con las primeras horas de la noche
Virola había estado por ahí desde los primeros 70. Años despues me di cuenta que nosotros habíamos aparecido en Pompeya en los albores del 73. Siempre nos reimos un poco de él, hacía equilibrio peligrosamente entre el sentido común y la fanfarronería, y nosotros como adolescentes lo despreciabamos un poco. Eso si. A sus espaldas.
Virola andaba por el metro noventa, era flaco, y aunque no le sabíamos actividad en verano mostraba un físico de boxeador entrenado. Era un Monzón más grande. Estaba en sus 40 cuando nosotros no habíamos llegado a los 20
Lo sabíamos peronista, y si bien era inorgánico, una vez nos llevo a ver a Cacho el Kadri a Avellaneda quien ni bien lo vio le grito.."¡Virola hermano, que gusto verte! ¿me estás cuidando Pompeya?". En el viaje de vuelta nadie mencionó el suceso, pero Virola "fijo prestigio" a partir de ese día. Si bien nosotros eramos JP, el Kadri era un intocable, un procer de la resistencia.
Nunca supimos que militara, que trabajara, que afanara, ni que desarrollara ningún otro verbo que le permitiera vivir, pero vivía. Discutíamos de política abiertamente con el. Recuerdo que ya en el 73 nos decía "nene, cuando muera el general te vas a hacer hombre". Nos planteaba un exceso de confianza de nuestra parte. Decía "Uds. ven un futuro que no se les va dar, salvo que lo respeten. Están demasiado seguros y se los van a coger".
Por supuesto nos cogieron. Y cogidos estábamos cuando intentamos reagruparnos a principios del gobierno de Alfonsín. Cogidos y bien cogidos. Eramos menos , por supuesto. De los notables quedaban el negro con sus bigotes llovidos a la barbilla , que apesar de las miles de sugerencias en contrario había portado por toda la dictadura en su exilio marplatense. Daniel y el ruso habían vuelto de México que había sido una tortura para ellos por su negativa a participar de la contraofensiva. El chato y yo habíamos vuelto de Brasil ya hacía un par de años. No llegábamos a la decena, y de los que no estaban no hablábamos más.
Cuando digo reagruparnos, digo cosas de café. No se si me explico. Eramos más grandes y se habían abierto grietas entre nosotros. El negro se había casado tempranamente, el suegro lo tenía cagando en el taller mecánico enseñandole el oficio, y poco análisis le salía "yo viejo, veo el escudito y lo pongo en el sobre. Yo voto pa'Perón" decía, haciéndose el bruto que no era.
El ruso se había hecho alfonsinista ante nuestro estupor. El chato y yo nos habíamos vuelto chalones y curtíamos un tardío y patético hippismo.
Las discusiones de política eran mortales y terminaban siendo una sarta de reproches, de traiciones verbalizadas, de culpas escupidas.
En el medio de una de esas el chato, con pasado en el FLS, escupió un clásico: "me cagaban a puteadas por zurdo cuando les decía que superar a Peron era imposible, que se iba a encargar de hacernos mierda", como casi siempre salto el negro "¡Una mierda imposible! ¡Una mierda, boludo! ¡los tipos como vos nos llevaron a romper antes de tiempo!...."
"Otra vez se los van a coger"... Virola había hablado como siempre, porteño, lento, mirando el faso, como hablando con el humo..."saben porque fui peronista? porque crei que Peron acumularía poder y tarde o temprano crearía el partido único, y recién despues se moriría" "por eso había que trabajar en las bases y no en la estructura. Por supuesto que me equivoqué. Pero menos que Uds" "¡ahora Uds. discuten si votaron a Alfonsin, a Luder o a Alende!, creen ahora que los dejan elegir. Y si. Los dejan elegir. Elegir entre dos o tres giles. Mientras ellos todos juntos eligen por Uds." "se los cogieron, y ahora se los van a tragar, y se los van masticar, y van a escupir el ollejo con la forma de un garca de clase media"...
Nuestros encuentros se fueron espaciando. Algunos de nosotros ni siquiera éramos del barrio y cada vez volvimos menos. En un momento me dio bronca volver por melancolía, y porque al pisar las calles de Pompeya recordaba a Virola y sentía los dientes masticandome. A mi, a mi familia, a mi auto, a mis casas cada vez más lindas, a la música que ahora suelo escuchar y la comida que suelo comer...
Con el chato nos seguimos viendo. El exilio paulista nos hizo hermanos. Hoy nadie le dice chato y es un notable historiador "né a la sorbonne". Nos encontramos en mis viajes a Buenos Aires, casi siempre por la zona sur de la ciudad. Un día comiendo en San Telmo me dice. "¿te acordás de Virola?" "¿porque será que dejamos de respetar a los viejos de la tribu en esta sociedad, si invariablemente son sabios?"
Ahí quedó. Ahora tenemos 50 y opinamos más lento.
3 comentarios:
Le salió de un tirón
y está buenísimo
algo de saudade de los que no fue..
felicitaciones don
tengo tantas boludeces para contar...
el domingo hay elecciones y me estoy acordando de algunas
Qué bello esto...
Y otras vez desperezándoseme el pasado a la altura de las entrañas y del coure.
Qué lindas cosas encuentro por acá.
Saludos culinarios.
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