Polo pita otro Marlboro y dice
“En esa época fumaba negros, Particulares sin filtro, los verdes Gran Clase, o los rojos Ultra Finos. Pero en Sao Paulo no había negros. Se me habían terminado unos La Paz que me había comprado en Montevideo, y empecé a fumar cualquier bosta. Compraba los Hollywood, porque eran baratos y cualquier rubio me daba lo mismo. “Olibuyi”, así hay que pedirlos, si no no te entienden. Al poco tiempo estaba juntando puchos del piso. La guita se nos estaba acabando…
Hasta que Miche encontró un curro que -ya vas a ver-, parecía a la medida argentina. Resulta que en ese momento había una sola línea de subterráneos en Sao Paulo. La habían hecho al voleo, y no la tomaba nadie. A principios del ’77 habían decidido hacer la 2da, pero querían planificarla como para que sirviera para algo. Habían contratado una consultora que se llamaba algo así como “Empresa do Planejamento do Grande Sao Paulo”
La consultora había diseñado una encuesta de hogares para conocer los movimientos de familias de una vastísima porcion de la ciudad. Era inviable de hacer. Páginas y páginas de preguntas, que debían hacerse a todos los habitantes de la casa mayores de X años. Que si viajaban en auto, por donde, donde estacionaban. Que si en colectivo. Cual, adonde, a que hora… Pues bien, la mayoría de las encuestas eran recusadas, no se permitía el ingreso a las casas, o si te lo permitían estaban incompletas. Un verdadero descontrol
No se a quien conocía Miche, pero le ofrecio que un grupo de argentinos podía encargarse de las recusadas e incompletas. Nos denominaron equipo Swat. La verdad pagaban un fangote: 75 Cruceiros por completa , 30 por incompleta,. La pension y la comida nos salían 750 cruceiros mensuales…
Alli salimos a la calle: ¡a encuestar en un idioma que no era el nuestro!, y a escribir –peor aún- según nos dictara la imaginacion y la fonética… Tuve suerte en la primera. Me tocó en una casa de una vieja sola, casi inmovil. Terminé en 10 minutos…
Elegí otra y fui. Un largo pasillo, en una fea calle de un barrio periférico a la rodovia a Santos. Cuatro morochos tamaño XL en el pasillo. Uno jugaba con una cadena. Encuesta terminada, pense. Rebote en varios lugares más. En una casa pude hacer una incompleta: uno solo de cuatro integrantes de la familia. Me fui hacia el bar donde nos encontraríamos al terminar. Ya estaban Miche y dos más. Pancho no había llegado
A mi era al que mejor le había ido. A Miche le habían tocado casas en las que no le abrieron y a los otros lo mismo. La cosa ya no era tan prometedora
Llegó Pancho con una hecha, y podrido de caminar al pedo. Discutimos si convenía seguir laburando. En eso estábamos cuando Miche dice. Si, si… Hay que seguir haciendolas. Pero no hay que caminar más. Por supuesto lo agarramos al voleo.
A partir de ese día nos sentábamos un par de horas en el bar, con un mapa de la ciudad y una guia de transportes. Fueron nuestros primeros pininos literarios “..O seor Joao pega a 7 da manha bus 122 laranja ao Parque Ibirapuera…”
-No se como será de eficiente el subte de San Pablo, pero en una gran medida –para bien o para mal- se lo deben a la imaginacion argentina, dice Polo. Y se abre en una franca risa