jueves, 31 de enero de 2008

El amor en los tiempos del odio


Fue una tarde cualquiera.

Pancho había caido hacía unos días a la salida de Filo. Su padrastro estaba buscandole el rastro, pero para un subco de la guardia de infantería la cosa era dificil en esos tiempos de milicos sangrientos y pomposos.

Yo andaba levantado. Hecho mierda de dormir poco y nada. La sensacion de abandono y amargura era inmensa, Pancho era como mi hermano. No encontraba lugares seguros, y trataba de comprometer a la menor cantidad de gente posible

Salvo alguna noche en un hotel de Flores con una compañera, me había mantenido guardado en el Ferrocine de Retiro o viajando toda la noche en trenes dormitando como podía. Tenía una pasada semanal por el control con compañeros de la JP de Pompeya, y algún compañero se arreglaba para avisarle a mi vieja que estaba todo bien.

Esa tarde Perico –un responsable de la UES oeste- me la presentó. Era lo que llamaban “periferia” en ese lenguaje que hoy me suena tan frío, tan choto, tan cruel y alejado de lo que un pendejo debería haber estado viviendo. La cita fue en un bar de Rivadavia a metros de Acoyte

Pertenecía por la cita evidentemente a alguno de los colegios de Caballito: normal 4 o Liceo. La primera mirada nada más fue un puñetazo: alta, morocha, contundente. De contundente mirada desde sus ojos negros. De contundente sonrisa amplia.

En esos momentos cualquier vuelta a lo cotidiano, a lo sencillo, a lo intuitivo era un recreo impagable. Era olvidarse aunque fuera un segundo. Era volver a ser yo. Individual. A tener una vida.

Y eso fue ella en ese instante. Perico nos dejó en la boca de la estación Acoyte. Ella me iba a llevar a su casa un par de días. Sus padres estaban en Uruguay y yo me quedaría encerrado en su casa.

Ella sabía y yo tambien . Ella me llevaba y yo miraba al piso o la miraba fijo a la cara tratando de no ver el camino que fue largo. Subte, caminata, colectivo y taxi. Vueltas y más vueltas que fueron efectivas: mi conocimiento de Buenos Aires me indicó que estaba en algún lugar en Belgrano entre Cabildo y Luis María Campos en la zona cercana a Federico Lacroze, pero –como tenía que ser- no supe exactamente que calle.

Entramos al porche lujoso de un edificio y subimos por el ascensor hasta el palier privado de su departamento.

Ahora si podía, además de hablarle, mirarla más ampliamente. Hoy, 30 años despues, no puedo recordar como dijo llamarse. Pero recuerdo su cara y sus manos. La recuerdo moviendose con soltura, poniendo la pava en el fuego, sacándose el delantal del colegio y dejándome ver todo aquello que yo ya había adivinado.

No te estaría contando esto si no estuvieramos yendo al lugar obvio: me enamoré perdidamente. Sin prevencion alguna, como suele ser a esa edad. Hablábamos fluidamente, como si nos conocieramos de siempre. Primero fue presentacion de gustos, lugares, gente comun.

La noche ganó la tarde gastando el mate y las palabras juntos. Estábamos frente a frente y no se con que excusa torpe le había agarrado la mano para no volver a soltarla. Recuerdo sus dedos nudosos y bellos. La inminencia de lo que iba a suceder y mi timidez hacían que mi vista se clavara en un anillo de plata en su anular. Era una letra M.

En un momento levanté la vista. Su mirada profunda y burlona fija en mi: “¿vas a seguir hablando?”. Adelantó su rostro y me beso. Y despues nos besamos. Nos reimos con la alegría que da el encuentro con el deseo. Teníamos tiempo: insistió en cocinarme algo “antes de ir a la cama” –dijo- dejandome boquiabierto: M tenía 16 años.

Recuerdo que todavía estaba cocinando cuando sono el timbre. El pánico crispado mío. La mirada rápida para tratar de ver donde estaba lo poco que había traido y mirando la puerta de escape más cercana en una reaccion absurda en un departamento.

M atendió el portero electrico con una tranquilidad en la voz discordante con su gesto: “Hola…si… ya bajo a ayudarte…” Colgó el auricular. “Son mis viejos. No se porqué llegaron antes. Te pido que bajes, no sabría que explicarles. Yo voy por la puerta de servicio al garage vos sali por adelante. No se van a encontrar”

Me llevó de la mano a la puerta principal, me dio un ligero beso y cerro la puerta.

Bajé, abri la puerta y encaré la calle. Disciplinadamente caminé mirando el piso, cruzando con cuidado, eludiendo el ruido de avenidas y volviendo sobre mis pasos. Eso,y la frustracion, hicieron que evitara tener datos ciertos que dar llegado el caso.

Los días siguientes no pude sacarmela de la cabeza. Me inventé estrategias: iba al horario de salida de los colegios y la buscaba, volvi a sentarme por horas en el bar de Acoyte. Finalmente conseguí una cita con Perico y le pregunté por ella. “¿me estas jodiendo? Vos sabes perfectamente que no puedo darte datos, ni buscarla por semejante pelotudez…¿querés que eleve una sancion a tu responsable? Estás levantado y en riesgo. Dejate de boludeces…”

Un mes despues lograron ubicar a Pancho en manos de Coordinacion Federal, lo que fue una suerte ya que su padrastro lo cambió por unos turboventiladores con sus ex colegas. Patetico precio se paga por un revolucionario con rango de perejil. Otro amigo cayó poco despues en manos de la Fuerza Aérea y eso propicio el inicio del exilio brasileño

Nunca más supe algo de M.

Teníamos 19 y 16 años

21 comentarios:

brasil dijo...

No pude evitar tener un pensamiento ¿habrán sido los viejos o habrá sido Perico el que toco el timbre?

¡Me cachendié, venir a darme cuenta 30 años despues!

Roedor dijo...

Rompió el clímax romántico, brasiliensis...

No sea tan porteño desahuciado, che.

No, si el tango no se inventó acá por casualidad, ¿eh?

Anónimo dijo...

Estimado, creame. Estaba releyendo el texto, no se porque me acordé de Ud. y dije ¡no me va a cagar voy a hacer yo el comentario antes que lo haga el!

tan versátil como acústica dijo...

me hizo acordar a una canción de ismael serrano en la que al narrador lo terminan apresando por pasear con una quinceañera. dicho así, la relación no parece fácil, pero creo que sí me apoyarían al comparar las sensaciones generadas.

me interesó.

Roedor dijo...

No, che, la variante Perico no estaba entre mis opciones. Siempre le doy la derecha al enamorado y no al pata 'e lana.

Old fashioned romantic fool.

Roedor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

no sé por donde empezar.
Por eso te pedí consejo el otro dia. No por las comas o los recursos narrativos sino por el tono, la nostalgia. Eso era!!!, compartimos ese tono nostalgico.

Es bellisimo!
No pude evitar hacer el paralelo con la pareja de mi bar. En los mios la timidez les pudo.
En tu "Amor en los tiempos del odio" , la timidez se venció pero el timbre despitó. En este caso el azar se encaprichó en contra tuya, y no le pudiste.

Es precioso el contraste de la belleza con el horror, del miedo con el atrevimiento inocente, la bondad con el mísero intercambio de unos ventiladores.

Sí amores en tiempos de odio, pero amores al fin.

Anónimo dijo...

brasil su relato me conmueve, especialmente cuando dice "Era lo que llamaban “periferia” en ese lenguaje que hoy me suena tan frío, tan choto, tan cruel y alejado de lo que un pendejo debería haber estado viviendo." Nada más claro, nada más sincero que eso. el amor como todos sabemos va y viene y se oculta donde menos lo esperamos, pero esa descripción hermano, esa certeza, ese tiro en el centro del blanco. qué años horribles, qué época tan cruel. siempre pienso que me salvé porque cuando el golpe sólo tenía catorce años. pero supe de muchos casos así. una persona muy cercana estuvo como vos en córdoba y vio cuando volvía a la "casa segura" que tenía con su compañero/pareja como el ejército se lo llevaba parada en la esquina. hoy es la madre de mi sobrino, el hijo de mi hermano.

brasil dijo...

Estimado Mellizo

Si el resultado hubiera sido otro, si otros hubieran sido nuestra conducción, creo que no hubiera puesto ese párrafo. Pero cuando tiempo despues quienes te exigian disciplina revolucionaria se rajaron como ratas por tirante, se militarizaron en Paris o México, y ordenaban pelotudeces a miles de km. transformaron lo que debería haber sido una gesta en una payasada

No solo hubo horror en esa época. Hubo mucho amor, mucha pasion, y mucha ilusion

Pero hoy que tengo 50 lo que más me impacta era la edad de los protagonistas de aquel entonces. Pajarito Suarez Mason tiene el record Guiness de la militante más joven de la que se tenga registro de violacion y tortura: 13 años. Alumna del 1er año de un colegio de Caballito. Trece

morgana dijo...

Qué bueno que hoy pueda disfrutar de tu historia a pesar del lugar donde nace.
Hacer historias disfrutables desde un momento tan jodido no lo puede hacer cualquiera.
Y por las dudas, esa M.no era mía.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ri me solía decir que yo era la mas nostalgica... aca me siento como en casa. Me encanta el que escribe de algo que no vuelve... porque de repente... vuelve y estamos todos ahí en la esquina de la calle Acoyte.
Gracias por pasar por mi jardin secreto. Lo aprecio de veras.

vudu dijo...

viste cuando no sabes que decir?
bueno...


de ella no suspiste nunca mas?

EmmaPeel dijo...

me quedé como la niña rebelde, sin palabras

mucho amor entre tanto espanto

Anónimo dijo...

No supe nada más de la niña. Los acontecimientos se precipitaban y amenazaban con pasarme por arriba de la cabeza

Pronto me iria por un tiempo del pais. Por otro lado en esa época me enamoraba a la velocidad de la coyuntura....

Anónimo dijo...

Balbin, Huelve?
m

Martin dijo...

brasil, no sé por qué no lo había pensado antes, pero cuando te situé en tiempo y espacio hace 30 años adiviné el final. No de esta historia, hermosa como muchas de tus historias, sino del porqué de tu apodo. Por otro lado: me deja sin palabras el abismo que la dictadura dejó entre apenas un par de generaciones. Cuánta menos pasión, ilusión... y cuánta menos voluntad de ser "yo", de tener una vida...

Anónimo dijo...

Creo Dolmance que voy a desilusionarte: Cuando con mi actual salimos a buscar casa, compramos una en la calle Brasil en Beccar. El mismo día que me mude ella apareciop con un cachorro de weimaraner al que le pusimos Brasil por la casa. Por eso mi nick es Brasil. A pesar de haber vivido en San Pablo, no es el motivo

Con respecto a la brecha, lo que impresiona es el corte abrupto. Un tipo de 45 tiene con los de 50 o más diferencias muy grandes. Hay un antes y un despues en el 76 que no ha sido "sociologicamente" analizado.

Anónimo dijo...

Hola Brasil
porque no postea algo que me guste, no tengo tiempo para escribir y a Ud se lo puedo pedir, porque sé que tiene el día bastante libre, yo sin embargo estoy muuuuuuy ocupada. So...que dice. Escribame algo bonito
Mary

Stella dijo...

Hola!
Ni se como llegué acá, de link en link.
Disculpe por comentar algo atrasado, pero me encantó esta historia, tan real, tan inocente y tan cruda!

Saludos!

Anónimo dijo...

Bienvenida, y volve cuando quieras

El Verdugo en el Umbral dijo...

me encanta... un buena historia.. Viva la internet carajo!!!!!