El Clio avanza por el ripio. Como cada día, avanza, con el ruido del día , alegre o melancólico el chasis absorbe las piedritas como pequeños chasquidos, tañidos, teñidos por el ánimo
Trepa la rueda izquierda a la banquina, sin parar del todo espera respetuosamente que pase el Scania lanzado, y con impaciencia el 505 bordó destartalado que lo sigue. Ya subido a la autopista toma velocidad y se abre para pasar al 505
En el horizonte más cercano todo sucede en milésimas: Una nube de polvo estalla, y ve pasar un autito en miniatura delante de sus ojos, volando en mil vueltas sin sentido de un lado a otro de la autopista
La frenada brusca del Scania con el semi bamboleante lo devuelve a la realidad. El 505 está frenando en la banquina derecha y él se tira a la izquierda en un retorno clavando los frenos. Los vehículos dejan de ser protagonistas y los tres hombres corren hacia adelante: miles de pedazos de metal y plástico regados por todos lados. Ve nítidamente la "batidora" policial tirada y rota antes de ver la Ranger volteada y desecha en la zanja tapada por los yuyos y humeando
505 y él se tiran a la camioneta peleandose por llegar último, por que el otro sea el que vea. Al mismo tiempo que 505 grita "no hay nadie", camionero grita "la puta madre ¡AQUI!". Volviendo a la autopista está tirado el policía con medio cuerpo en el cantero central y el resto en el asfalto.
El poli se mueve, abre los ojos y gime. Camionero se arrodilla y le pregunta "¿venías solo?" -"No se..." astutamente repregunta "de que laburás flaco?" ... "No se". Camionero lo retiene para que no se mueva. Clio le dice a 505 "vení, vamos a buscar entre los yuyos". Ya pararon varios que llaman por sus celulares, se acercan, se mueven. Clio busca hacia Pilar, 505 hacia Lujan. Ambos ruegan no encontrar a nadie. Clio encuentra el fierro tirado en el piso. Absurdamente se da cuenta que es un "perro", debería ser una Itaka y no esa Batan que no es reglamentaria
Vuelve a la Ranger, tira el fierro adentro. Llega el primer movil policial. El policia herido empezó a gritar de dolor. Del movil bajan dos, uno se agacha junto al herido y el otro baja a la zanja acercándose a Clío. "Flaco: ¿que pasó? ¿hay más?" 505 contesta. Clio se da cuenta que acaba de empezar a escuchar, que desde que vio volar la camioneta hasta ese momento, todo era polvo, tristeza, ruido sin decodificar...
Clio decide irse. Ya hay demasiada gente, demasiado ruido, demasiados gritos de dolor. Vuelve en U por la autopista y desvía por un camino rural rumbo a su rutina de compras...
Por la noche mirando a sus hijos jugando en la mesa de la cocina, no puede dejar de recordar ese cuerpo de muñeco absurdamente roto. En la cotideaneidad rota del pobre tipo
"Papá, ¿porque estás triste?"
3 comentarios:
cómo para no estarlo, no?
Ay que triste Brasil
tiempos difíciles, ahijado
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