Polo sonríe memorioso
Y continúa…
“La primer noche nos instalamos en un hotel del barrio de Pinheiros, era una especie de casa chorizo, con algunos pasajeros del interior de Brasil, y algunos permanentes. Aún eso era caro para nosotros. No se porqué pero recuerdo 100 cruzeiros (ni cruzados, ni reales)….
El primer contacto, lo primero que te llama la atencion cuando no vas de turista, es lo cotidiano. La comida, el nombre de las calles, la cantidad de mulatos y negros, las sonrisas abiertas. La densidad de gente en todos lados… Esa primer noche caminamos interminablemente. Muchas cosas que luego serían habituales en Buenos Aires, ya existían en San Pablo. La oferta abierta de prostitucion, los saunas, los chicos de la calle por la noche y a miles. En Praca da República, vimos nuestro primer travesti. Barba y pollera, una cosa indescriptible.
La mañana siguiente dimos con una pensión en donde vivía Miche. Miche tenía 17 años y estaba solo con su familia dispersa por el mundo: su hermana, ex novia de Pancho, en Mexico, su padre en Paris, y el resto en Buenos Aires. Contratamos por 750 cruzeiros mensuales una cama y almuerzo. En esa pensión eramos un total de cinco argentinos, una veintena de estudiantes universitarios del interior de Brasil, un hondureño estudiante de odontología, y un par de trabajadores paulistas.
La pensión era regenteada por una mulata cincuentona, Aparecida, que devenía en Dona Cida a efectos sociales. Eramos cuatro por habitacion, yo resulté ser el quinto argentino, y dormía con tres estudiantes mineiros. Elegimos a diferencia de la inmensa mayoría de la colonia argentina integrarnos, y a la semana entendíamos casi todo lo que se nos decía, y hablabamos un portuñol aceptable para lo básico…
Veníamos de una enorme presión, y la calle en San Pablo era todo lo contrario a Buenos Aires. La dictadura brasileña había optado por ser permisiva. Podías sentarte en cualquier lado a tocar una guitarra (guay del que intente sacarle esto a los brasileños), la maconha fluía, la risa estaba permitida, y hasta los intelectuales de izquierda tenían sus reductos mientras no sacaran los pies del plato.
De a poco le dimos rienda suelta a esta nueva realidad. Veníamos de una formacion muy rígida, pero al fin y al cabo teníamos 20 años. Todo nos sería facil, conseguir trabajo, conseguir mujeres, conseguir amigos. Ya vas a ver…”
Polo hace una pausa, da un sorbo a la cerveza y dice
“Contado así, hoy, parece que estábamos de joda. Pero no, era como una anfetamina sin aviso, estábamos arriba y de repente nos venía el bajon de la culpa. La culpa de haber zafado, la culpa que nos sigue acompañando hace 30 años…”
Se le nublan los ojos y me hace una seña con la palma levantada
7 comentarios:
Brasil cada vez me gusta más esta serie de relatos/memorias
esperamos las foticos!!
besos
¡Gracias, madrina! Y que hoy todo vaya de maravillas
Las tengo que encontrar y escanear. Son blanco y negro, y las chicas se van a caer de culo cuando vean a Polo y a Pancho....¡Otra que el Juani Hernandez!
Me gusta muchísimo este relato. Muchísimo-.
Saludos Brasilette
porqué no viene a verla a Emmass hoy?
A mi tambien me gusta el tono nostalgico que tiene sin exagera. Muy buen gusto brasil
No podian volver el Polo y vos, no????
Ps. el hombre que mas ha vivido mas podra vivir ...y contar. Mary
Marina: contestado
La Mari: ¿porque decidiste que soy Pancho?
Vuelven, vuelven... Y hoy siguen siendo como hermanos. Uno es historiador con un doctorado en la Sorbonne, y el otro tiene un blogg
brasil: grazie amichi por los buenos augurios!
parece que salió bastaaante bien, en el primero estuve medio nerviosa pero el segundo fue como piña
ay que pregunta me haces Creo que sos Pancho porque (hasta me fui a los relatos anteriore) Pancho relata en primera persona. De todos modos creo que hasta no tiene importancia.
Vos sos el del doctorado en la Sorbonne????? ahora soy yo la que
quiere confundir
La Mary
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